lunes, 31 de agosto de 2009

FANTASMAS

Son días ya que los fantasmas se han sentado a contemplar las ventanas. Ahí donde los vi dando vueltas, atravezando las paredes de la sala y las calles sin semáforos, ahora no hay más que el vacío lleno de todas las cosas que a diario me hacen recordar que todos los días son iguales.

Acostumbrado a que vinieran a cualquier hora a platicarme las nostalgias de su vida disoluta, los avatares de un día a día insoportable por la indiferencia del mundo, me quedé ayer buscando con la mirada las cosas que se movían solas y las sombras de nadie que bajaban la escalera antes de que no sé que hechizo los amanzara.

Me aterra quedarme sólo en casa, porque se esconde por ahí un espectro de miedo, tan sólo y errate como un ánima que no descansa, que se aferra a las ofrendas de la caridad añeja, a las veladoras y los inciensos y los vinos y las sales de corazones fríos bajo la piel desgastada. Me aterra verlo todos los días frente al espejo...

jueves, 27 de agosto de 2009

EN LAS CENIZAS

... Hace falta que te diga que me muero por tener algo contigo ...

Y qué será de ti cuando no te veo.
Si en cada pedazo de minuto
una letra tuya se me revela,
si un paso no doy
sin que tú lo des conmigo.

Y qué magia tienes
que cuando te haces invisible
apareces reflejada en las calles
que pasan de largo por
mi nostalgia.

Y qué me dio tu gracia
omnipresente
que me desayuno tu nombre
con la esperanza de una señal
al final del día,
como poeta cursi de banquta.

Y es que una palabra
zumba en mis delirios
de tardes enjugadas por lluvia,
un nombre que es tuyo
y que los años no quisieron
compartir conmigo.

Y qué falta hace que te diga todo,
que es un suplicio ser
apenas nada tuyo,
que sin ser nada
hay algo que nos une ...
lo sabes.

Y nadie que pase frente a ti
o frente a mi
y advierta el pasado
en nuestros ojos
comprenderá por qué
el fuego vuelve a nacer en las cenizas.

domingo, 23 de agosto de 2009

POR ALGO

No siempre hay un asesino, algunas veces toca morir
(Luis Eduardo Aute)

Para mis amigos que se preguntan ¿Por Qué?
Acaso puede ser ésta la respuesta a la pregunta universal ¿Por qué?: "Las cosas pasan por algo". En nuestra infinita y ancestral curiosidad, buscamos afanosos las respuestas al acontecer de nuestros días, una o más explicaciones lo que sucede. Pero las respuestas son huidizas y con frecuencia escapan a la razón.
Cuando una pérdida se nos avecina, cuando nos toma por sorpresa, miramos alrededor en busca de algo o alguien que cargue con el peso de la culpa; miramos hacia nosotros y nos preguntamos ¿qué hicimos mal?; cuestionamos al mundo ¿por qué? y nos arrepentimos de aquello que pudimos haber hecho para perder, porque es parte de la naturaleza humana hallar respuestas donde quiera que éstas puedan aparecer.
Pero no hay que atormentarnos con ello, ni obsesionarse en contestar la pregunta universal, porque en ello nos puede ir la vida, y llegarnos la hora final antes que una respuesta clara y convincente. Queda entonces mirar de frente, asumir lo ocurrido y seguir avante con los sueños porque a fin de cuentas, las cosas pasan por algo...

viernes, 21 de agosto de 2009

AQUÍ ESTÁS OTRA VEZ

Ayer te vi entre las coplas de Elton John. Ciertamente, no es un sacrificio dejar que las cosas pasen. A veces es mejor.
No lo sé, quizá nunca sabré si el nuevo flechazo te hizo acelerar el pulso; si a metros -que parecen, que son años- de distancia estuviste a nada de saltar. Yo estaría ahí para recibirte, pero ya ves, uno sabe cuando abstenerse de jalar el gatillo.
Diría que sí es posible viajar en el tiempo, sólo hay que caminar en espiral rodando meses y días, y a la vuelta de una calle o del pasillo de una biblioteca se hallan los fragmentos de la memoria; aquello que se ha ido, entonces, no se va.
Reir es tu especialidad y yo no sé, quizá nunca lo sepa, si el brillo de tus labios fue por mi o porque siempre te ha pertenecido, aunque los días, las noches y las lluvias se lleve las caras y las voces que no pudiste sujetar.
Estabas ahí, estábamos los dos pero no sé si yo estaba, porque aquello me llevó a un oleaje terco que aun no cesa. ¿Sabes?, aun no encuentro una isla de donde acirme, y una vela que lleva tu nombre me guía, tal vez sin rumbo.
Aun estás aquí, nunca te fuiste. Lo sabes, porque de tus ojos tampoco me fui.