domingo, 27 de septiembre de 2009

RETRATO DE FAMILIA

A veces recuerdo a mi padre sentado a la vera de un recuerdo, mirando la evanescencia de su cigarro que se acaba en cuatro pasos rumbo a la parada del camión. Me dejaba un no me olvides, un nos vemos, algunas monedas, y no vuelve.
Junto a su regazo, sentada en el retrato como él frente al ventanal de la Torre Latino, con ese río de luces sepias de la ciudad a sus espaldas, mi madre se quedó con los años de abuelita cuidándola, y con la misma suerte de sujetarse de cualquier hierba para trepar el cerro, porque los árboles se le secaron en el camino. Se fue a por el destino con un sólo par de pies, y con dos manos a moldear la arcilla cocida bajo el techo. Está junto a mi, esperando.
De la mano de mamá, haciendo muecas al piso están los de mi sangre, jugando a no mirar por la ventana el agua incandescente en que se ahoga la noche de la ciudad de hace no sé cuántas noches. Se han cruzado sus dedos, uno al otro; dedos cómplices de sinrrazones torpes vertidas en un puente quebrado. Han huido por veras distintas, tras de sí las mismas huellas.
La sombra tras la tinta quiere tomar el cuerpo de algún infeliz con una suerte distinta...

1 comentario:

Claudio Benedetti dijo...

A veces recuerdo a la abuela. Siempre sentada mirando la misma foto fijamente. Era el pilar de la estación Centro Medico.
Un tarde le pregunté el porqué la miraba tanto.
Ella metió su mano en el bolsillo izquierdo y me enseñó, primero, la misma foto pero con el abuelo en ella.
Cuando terminé de verla, sus ojos parecian querer derramar una lágrima, pero la edad parecía haberlos secado. Y con su quebrada voz tan sólo dijo: "Miro la foto para ver si tu abuelo regresa por ahí"
La tarde se hizo naranja. El abuelo hace 10 años que murió.